Mucho se está hablando actualmente sobre el gluten… Pero, ¿qué es el gluten? El gluten es un conjunto de proteínas presentes en los cereales llamados TACC: trigo, avena, cebada y centeno.
Algunas posturas cuestionan la erradicación del gluten en personas no celíacas, argumentando que no les produce atrofia vellositaria intestinal. Esto es parcialmente cierto, ya que se está viendo que también puede haber daño en la mucosa intestinal en personas con anticuerpos de celiaquía negativos. E incluso ya está más que estudiado que el gluten genera consecuencias que aunque no llegan a despertar reacciones autoinmunes, afectan negativamente la salud de quienes lo consumen frecuentemente, cuadro que se denomina SENSIBILIDAD AL GLUTEN NO CELÍACA (SGNC):
#1 Fatiga crónica, cansancio, falta de energía, agotamiento muscular y mental. Dificultad para llegar despiertx al final del día.
#2 Distención abdominal y gases
#3 Reflujo y acidez
#4 Trastornos en el ritmo evacuatorio. La palabra gluten viene del latín: glutinis, que significa aglutinante. El gluten genera una masa pegajosa en el colon, que impide el normal tránsito evacuatorio. Puede generar constipación, diarrea o alternancia entre ambas.
#5 Dolor en articulaciones
#6 Reacciones en la piel. Más allá de la alergia específica al trigo, el gluten funciona como un antígeno (sustancia extraña) que despierta la acción del sistema inmunológico en el cuerpo, produciendo alergias.
#7 Irritabilidad. El gluten genera alteraciones en el humor, perturbando la adecuada gestión de las emociones.
#8 Hiperpermeabilidad intestinal (intestino colador). El gluten produce separaciones entre las células de la mucosa intestinal, permitiendo el pasaje al torrente sanguíneo de macromoléculas, virus, bacterias, que inflaman el organismo, generando efectos nocivos en otras partes del cuerpo además de malabsorción de nutrientes y problemas intestinales.
Si padecés algunos o todos estos síntomas, la sugerencia es hacer una dieta libre de gluten durante mínimo 1 mes y observar cómo te vas sintiendo.
Quizás no se trate de dejar las pastas, pizzas, budines, galletas y panes, sino de encontrar otras harinas para prepararlos. Cereales como el arroz yamaní, mijo, quinoa, amaranto, sarraceno, tienen alto valor nutritivo y no tienen gluten. Harinas de legumbres, mandioca, maíz, arroz, etc, también son útiles a la hora de preparar recetas que antiguamente cocinabas con trigo.
¡ATENCIÓN! El burgol, cus cus, harina integral, sémola y espelta, son de trigo, por lo que tienen gluten.
“A veces más que agregar lo que falta, es preciso quitar lo que sobra”.
Si tenés ganas de probar esta alimentación pero no sabés por dónde comenzar, te esperamos en el Acompañamiento grupal. ¡Seguro que hay uno pronto a comenzar!
Con amor,
Vivi y Lucy