
Queremos contarte un cuento:
Había una vez un hombre que plantó dos semillas nuevas en su jardín: una de roble y una de bambú. Él regaba a diario las dos semillas. En pocos meses, apareció el primer brote del roble. Pasó el tiempo y la pequeña plantita iba creciendo y haciéndose más alta. En donde estaba plantado el bambú, ni rastro.
Al cabo de un año, el roble ya tenía forma de arbolito. A pesar de seguir regándolo, el bambú no daba señales de vida.
A los 5 años, el roble estaba espléndido y el bambú no se dejaba ver. El hombre no desesperó, y decidió seguir regándolo cada día.
En el 7° año, apareció el brote del bambú. El hombre pensó que había sido buena idea seguir regando todo este tiempo. Lo que más lo sorprendió fue ver cómo crecía rápidamente. En pocas semanas era mucho más alto que el roble.
Así es el crecimiento del bambú japonés: durante 7 años no sale el brote. No es que la semilla esté dormida, o que no sea fértil: está creciendo hacia abajo, creando sus inmensas raíces para soportar el peso y la altura una vez salga a la superficie. Cada día puede llegar a crecer 120 cm y en 6 meses alcanza los 30 m de altura. Para sostenerse necesita unas raíces fuertes que le den estabilidad, y eso es lo que hace durante 7 largos años.
Además, tiene otra particularidad: si lo cortan, puede volver a crecer. Esta historia ilustra dos valiosas enseñanzas que podemos aplicar a nuestra vida:
- No te compares con nadie
Un roble es maravilloso, y un bambú es maravilloso también. No es uno mejor por brotar antes o el otro por crecer deprisa. Uno es fuerte y robusto, el otro es flexible y alto. Los dos están bien así, son únicos y diferentes.
Entonces, ¿por qué nos empeñamos en compararnos con los demás? Cuando nos comparamos sentimos inferioridad o superioridad. Siempre va a haber una persona más exitosa y que baile mejor. Y también gente más pobre, más enferma o lo que sea… Lo que tenemos que hacer es sacar partido a nuestro potencial único, de la mejor manera que podamos.
Cuando nos comparamos con alguien no sabemos qué trabajo hay detrás de sus logros, ni cómo es el resto de su vida. Solo vemos una foto. Puede que lleve muchos años regando sin ver resultados y ahora es cuando todo empieza a brotar y dar resultados. O, puede ser un éxito repentino, que si no está la persona preparada para asimilarlo, es probable que se le venga todo encima poco después.
- Sigue adelante y persevera
Para alcanzar metas y disfrutar de un éxito sostenible, es fundamental comprender que todo proceso de crecimiento comienza desde adentro.
A menudo en el camino hacia nuestras metas, podemos sentir que los resultados tardan en llegar. Sin embargo, esto no significa que estamos estancados. Cuando te invada la duda o sientas que no hay progreso, recuerda: sigue regando, no desesperes. Confía en el proceso. Puede que estés en la etapa crucial de echar raíces más profundas.
El cuerpo también requiere su tiempo para mostrar los beneficios de los cambios saludables. Pero cada pequeño hábito que fortaleces, está contribuyendo a construir un bienestar duradero.
Confía en el camino, incluso cuando los resultados no sean inmediatos. Todo lo que haces hoy está preparando el terreno para el florecimiento de mañana. |
Ya sea que tu experiencia esté siendo de bambú o de roble, desde VIVIR TU LUZ te deseamos que puedas cosechar tus frutos con alegría y paciencia.
Dra. Viviana Visús y Lic. Lucía Caminetsky