Tenemos ardor al orinar. Tomamos líquido. Se va. Vuelve… “Es irritación” dice el médico, “no hay infección”… Se pasa lento. ¿Hasta cuando esta tortura?
Engordamos. Queremos bajar de peso. Una semana de sacrificio y nada… Largo todo… Va de nuevo. “¿Por qué ella come de todo y no engorda? Es injusto.
Dolor menstrual. Me frena… no trabajo cómoda…. “Anticonceptivos orales” (la respuesta a todos los males femeninos). Engordo… estoy triste… Los dejo… Dolor…
Me duele la cabeza, “¡¡Hace una hora que me tomé la pastilla y no se va!! ¡¡¿Por qué a mí?!!”.

Lo experimentamos en nuestros procesos y lo vemos en todas las personas que acompañamos: el cuerpo tiene sus ritmos y además, es el jefe, es el que manda. Acortamos el camino cuando lo aceptamos y escuchamos. Siempre nos indica lo que más nos conviene.
Su ritmo es el que es, ni más ni menos. Sus pasos son ordenados, empieza por donde más te conviene aunque no sea lo que a vos más te moleste. Primero este órgano, luego el otro. Primero este síntoma, luego este otro. En nuestra cabeza, aparece:
- Nosotras: ¡Dale cuerpo, ponele ritmo! ¡Pasalo a nafta!
- Cuerpo: Chill out flacx, todavía no estamos… Mantené los cambios que vamos bien, teneme paciencia. Necesito que te mantengas conectada a mi ritmo, conmigo, con vos.
Que la consciencia quiera algo no quiere decir que la realidad la vaya a seguir así nomás. Avancemos en el proceso de integración:
- Consciencia – Realidad.
- Mente – Cuerpo.
- Conocimiento – Acción.

El cuerpo tiene sus tiempos y más nos vale aceptarlos. Esos ritmos somos nosotrxs. Esos ritmos nos guían.
Con amor, Vivi y Lucy